el rio de los obreros era café y sin brillo, opaco, aún mas tormentoso en invierno.
sus crecidas impedían el paso y obligaban a los que no tenían botes a quedarse de su lado e la orilla.
Ese dia quería cocinar fideos y tenía que usar esa agua. balde, caminata y al rio.
El agua era letal, lo sabía, pero seguí las huellas de los pasos obreros.
Ahí estaban ellos, rezaban.
También había un cementerio, los cuerpos atascados en ramas infliltraron sus fluidos y carnes, contaminado el rio.
El hambre asechaba, me pisaba los talones.
La comida escaseaba.
Cada comida era como una ruleta rusa, vivir o morir…
Agua hervida. Fideos servidos.